Testimonios
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Cuenta una leyenda que tiempo atrás las mujeres no competíamos, no nos criticábamos, nos sentábamos en círculo y nos reconocíamos hermanas. Una vez me susurraron al oído que la sangre menstrual no era un desecho. Una voz suave me dijo que es el latido de la luna, la conexión con lo más inmenso y lejano del universo y con lo más chiquito y sagrado de nuestro cuerpo. Se decía entonces que nuestra sangre no nos hace improductivas, sino que nos hace poderosas, intuitivas y sanadoras.
En un sueño una imagen borrosa deja entrever dos amantes que se deleitan y desnudos se dejan llevar por un río verde y transparente. No hay planes que detienen su pulso, solo existe ese encuentro. En la víspera de una tormenta, el sonido de las ranas me recuerda a mi útero. Su latido es diferente al corazón, pero igual de imprescindible para la vida. En un cuento que quedó escondido en una biblioteca de rojos estantes, se dice que el universo fue creado por una diosa, una mujer como nosotras que amamantaba y que con una gota de leche, dio origen a la vía láctea.
Una tarde de viernes tomando el té, entre perra y gato, mientras salían las primeras estrellas, conocí a Mónica y a las 78 Arcanas. Ellas me devolvieron nuestras historias hechas cuerpo, en la vida cotidiana. Ahora ya no son leyendas, historias perdidas o desconectadas sino que están presentes en las pequeñas cosas. Este re-vivir, este despertar con mucho trabajo, paciencia y cambios de piel es posible con el oráculo de la mujer sagrada. Espejos de múltiples colores, palabras sanadoras y símbolos nos guían en este camino.Micaela Kohen, Nací el 8 de diciembre de 1984, soy porteña y vivo en el barrio de Paternal. Estudié biología, después me di cuenta que quería dedicarme a educación. Los caminos y mi deseo me llevaron a investigar en educación sexual y a trabajar el vínculo entre la enseñanza de las sexualidades y los estudios del cuerpo. Soy investigadora, docente del profesorado y de la escuela secundaria.